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Personas, organizaciones y empleo: escenarios para conocerse

Empleo

Encuentros de empleo

Muchas veces he hablado sobre lo que pueden aportan las medidas que sirven para conocerse personas y empresas. Y de cómo los echo de menos en el marco de las Políticas Activas de Empleo.

Hace ya unos cuantos meses tuve la oportunidad de  aportar esta opinión en el marco de un estudio europeo sobre orientación laboral y uso de la tecnología.

El estudio abordaba, entre otras cosas, el tema de las medidas que pueden ser más eficientes en la lucha contra el desempleo. En este sentido traté de aportar ideas en ámbitos como la formación, el apoyo emocional a las personas o el uso de recursos digitales. Pero volví a incidir en una idea que me parece importante por su sencillez, su bajo coste y su utilidad en otros entornos: la necesidad de generar espacios para que personas y empresas se conozcan.

Existen atractivas experiencias en la generación de espacios para conocerse con el tema de empleo como contenido principal. Aquí trataré de agruparlos de forma muy general en tres grupos:

1. Espacios para que las empresas conozcan el talento de una determinada área geográfica o sector:

En Austria existen las Implacementsifung, una experiencia muy interesante en la que las autoridades regionales colaboran con intermediadoras en forma de Fundación. El objetivo es acercar a los jóvenes con especiales dificultades para lograr un empleo en las empresas de la comarca. Trabajan desde una perspectiva social con jóvenes que carecen de competencias específicas para iniciarse en el mercado de trabajo. Pero el objetivo no es conseguir una contratación inmediata ni proporcionar una formación específica. Solo acompañar en un proceso a medio plazo que permita que las empresas puedan conocer a estas personas y que, poco a poco, las personas puedan establecer vínculos enriquecedores y encuentren un lugar para su sociabilización profesional.

2. La creación de espacios en la intermediación pública para conocerse: La gamificación de la intermediación.

De las experiencias relacionadas directamente con la intermediación ya he hablado aquí. Todos sabemos de las posibilidades de la intermediación tradicional, la centrada en responder a las necesidades de una empresa que lista una serie de características, criterios y requisitos que precisa. Pero existen más opciones. Como las que sin perder de vista las competencias específicas para el trabajo se centran en el conocimiento de las personas, en lograr un mínimo de engagement entre personas y responsables de las empresas. A mi siempre me han gustado los cursos con compromiso de contratación y los eventos de networking. Creo que con los CCC se consiguen muchas cosas pero, cuando menos en mi entorno más próximo, la tendencia ha sido a su desaparición. Por otra parte los eventos de Networking que se generan con un contenido específico (por ejemplo con personas y empresas de un sector concreto) son muy interesantes. A mi siempre me han funcionado muy bien. Eso si, convocados sin ningún compromiso, sin que haya una oferta de empleo por medio y sin CV’s.

3. La generación de espacios grupales para tratar temas como el autoempleo: el ejemplo de Brighton.

En España, cuando menos en mi entorno más inmediato, la promoción de las posibilidades del autoempleo siempre ha estado demasiado centrata en ofrecer formación. Es cierto que se han multiplicado otras ideas de apoyo y asesoramiento (algunas con muy buen resultado como 3DS o Vía Vigo). Aún así creo que faltan propuestas que sirvan para amparar de manera más continuada procesos de autoempleo, como sociedad o de forma autónoma.

Menciono Brighton porque recuerdo leer en prensa las declaraciones del director del Jobcenter local en las que mencionaba esta experiencia como la más satisfactoria en su carrera reciente. Cuando la crisis impacto allí se encontraron con un buen número de profesionales técnicos que venían trabajando para empresas que no pudieron mantenerse. Con ellos crearon grupos que se reunían periódicamente en la misma oficina y fueron avanzando desde la simple conversación para generar confianza y hábitos, hasta el ejercicio profesional por cuenta propia. En este caso se trataba de aplicar lo que Google ha descubierto que pasa en los grupos de alto rendimiento, que el grupo es un lugar donde las personas se sienten protegidas.

En España las lanzaderas de empleo y alguna que otra experiencia más van en esta linea. Y parecen funcionar muy bien. Así que, la pregunta es evidente ¿ Por qué no se multiplican estas actividades en las Políticas Activas de Empleo ? ¿ Por qué son tan escasas ?

El todo vale de las políticas de empleo

Hay quien considera que los grandes cambios de estos años en el mercado de trabajo no afectan a una importante parte de la población o que les resultan ajenos a algunos sectores o actividades. Me refiero a los grandes cambios que se derivan del impacto tecnológico (las sustituciones avanzan veloces), de las propuestas de la economía colaborativa, de la digitalización o del envejecimiento de la población que dibuja un futuro bien distinto para el 2030. Y me refiero en concreto a quienes piensan que las personas desempleadas podrán encontrar empleo como venían haciéndolo.

Con esa forma de pensar mantenemos las propuestas y los servicios de promoción del empleo, insistiendo a las personas en que busquen lo que no existe, de formas que ya no funcionan aunque eso justifique nuestro trabajo y parezca  que justifica el de las personas.

Para mi no es así. Vívimos ya en un mercado de trabajo difícil de reconocer comparado con el de una década atrás. Los cambios son profundos y no siempre positivos. Y con el mercado de trabajo también ha cambiado la búsqueda de empleo. Nunca fue echar curriculums, pero ahora mucho menos.

Por la contra muchas de las actuaciones que promovemos para apoyar a las personas en búsqueda de empleo no han cambiado. Es más, tenemos un sistema de control que especifica el número de CV que hay que “echar” para justificar que se busca empleo. Independientemente de que esta práctica reciba críticas desde el propio ámbito de RRHH, es de sentido común que pedir que nos sellen la entrega de un Cv o solicitar un justificante por una entrevista no parece que sean acciones que vayan a contribuir positivamente. Pero, en la linea de lo que decíamos, tampoco queda nada claro que estas justificaciones sean mínimamente efectivas. Las personas no encuentran empleo así. Las personas suelen enfrentar situaciones mucho menos estandarizadas y difíciles como trabajar sin cobrar y sin contrato, a modo de prueba. O como sucede en Inglaterra con el contrato de zero horas, cada vez más extendido.

Como criterios para justificar que alguien busca empleo tampoco parecen muy ajustados. Muchísimas personas pueden presentar estas justificaciones y no por ello realizar una búsqueda de empleo constante y mucho menos acertada. Es decir, no por ello están llevando a cabo acciones que realmente les puedan mejorar sus perspectivas de empleo. Si queremos buscar esto, que deberíamos, habría que pensar en las posibilidades de contar con una plantilla en la que los profesionales de orientación sean protagonistas.

Pero no es así. El Servicio Público de Empleo se gasta 243 millones anuales en una plantilla que sigue creciendo. Pero es incapaz de dar servicios útiles a sus clientes. Sólo control y personal administrativo. Así no es de extrañar que quien colabora con los servicios de empleo acabe llamándole orientación laboral a cualquier trabajo administrativo, como se ve en esta oferta que no solo es real, también incomprensible. Cuando menos, yo no la entiendo. Pero es un claro ejemplo del todo vale en el que se han convertido los servicios de empleo y los de orientación específicamente.

En este año he tenido que ayudar a distintas personas a justificar sus búsquedas de empleo para solicitar la Rai u otras prestaciones. En muchos casos lo realizado y estos criterios tienen difícil encaje. Hay personas que están muy alejadas del mercado de trabajo y se han centrado en formarse fuera del Servicio Público de Empleo. Otras deben pasar por una recuperación emocional o cubrir previamente aspectos que refieren a sus competencias básicas, las digitales sin ir más lejos. Y casi nada de esto se hace en el paraguas del Servicio Público de Empleo, algo que se pide en la relación de actividades a justificar.

En el ámbito del emprendimiento, por ejemplo, se menciona que contarán acciones de formación e información. Pero yo tengo el caso de una chica que ya ha ganado un par de pequeños premios de emprendimiento a la que estas acciones no le han sido suficientes. Y eso que trabaja por horas en verano y trata de combinar el desarrollo de su idea con la entrada de dinero por cuenta ajena. Hace un trabajo intenso. Mejorable y muy necesitado de cambios, pero intenso, constante y de mucha presencia social. Pues ni con los premios. Para ella no fueron justificación suficiente.

Por cierto, estas prestaciones o programas ligados a prestaciones también participan de la confusión y han situado el concepto de persona desempleada de larga duración en un depende.

Desde hace muchos años todos entendíamos que una persona pasaba a estar en situación de desempleo de larga duración cuando pasaba un año sin trabajar. Incluso se concretaba el concepto diciendo que trabajar 90 o más días en un periodo de 365 hacía perder la condición de parado de larga duración. Pero ahora ya no es así. Ahora depende del programa, pues en el Prepara, en la Rai o en el Programa Extraordinario de activación se dicen cosas distintas. Para mi los conceptos son importantes y no deben saltar por los aires por mucho que aumente la población en desempleo en esta situación. Es más, el INE cuenta con una definición fácilmente respetable en términos de gestión, sin necesidad de ahondar en este todo vale que pretendo señalar. En el caso que menciono hubiera sido suficiente con especificar más y mejor los criterios concretos sin mencionar nada de “parado/a de larga duración”. Y en el caso específico de los parados de larga duración, un gran y difícil problema de nuestro mercado de trabajo, estaría muy bien seguir las recomendaciones que recientemente ha dado la Comisión Europea en forma de tres medidas concretas.

Con todo, no se ve que adecuemos ni los sistemas de control ni los servicios de apoyo a lo que entendemos que están necesitando las personas y el mercado de trabajo. En julio se aprobó un nuevo Plan Anual de Empleo  y en los Presupuestos Generales del Estado parece que se incrementa la inversión. Pero solo parece. En realidad el peso presupuestario de las Políticas Activas ha caído del 0,7% del PIB al 0,4%. Una inversión escasa e incomprensible tratándose del principal problema de los españoles. Igual de incomprensible que la falta de nuevas propuestas organizativas, especialmente las que deben situar a la orientación en el lugar que le corresponde.

Un tiempo de cambios tan grandes siempre es un buen momento para recuperar el para qué hacemos las cosas y el conocimiento de a quién se las dirigimos. La apuesta pasar por contar con profesionales de la orientación para conocer con más detalle con quién trabajamos. Profesionales con recursos legales que les permitieran manejar las prestaciones con cada uno de sus clientes, independientemente de que estén en un programa o no.

El control de las prestaciones es imprescindible y debe mejorarse. Pero también es cierto que debemos mejorar las propuestas y los servicios que ofrecemos. Yo sigo echando de menos propuestas de dinamización, foros, apoyos individuales y, si, formación. Sé que es costosa pero debemos ver de una vez cómo en otros países se arman de inventiva para contar con una oferta formativa mayor. No pondré ejemplos. En este blog he hablado otras veces de lo que se hace en Austria, del sistema de orientación de Dinamarca o de cómo funcionan los programas de formación y de contratación de aprendices en UK. No todo es trasladable y no todo funciona bien. Pero si podríamos probar opciones que funcionan en otros territorios. Y no por que sí. No es una cuestión banal. A pesar de la recuperación, nos enfrentamos a un escenario en el que parece que tendremos que vivir con altísimas tasas de desempleo. Justo a esto es a lo que habrá que dar una respuesta más adecuada que la que hemos dado hasta ahora, demasiado centrada en las poco efectivas ayudas a la contratación.

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Profesionales de orientación y servicios de empleo

Ya he hablado en el blog de los importantes cambios legislativos que el Servicio Público de Empleo ha hecho este año. Son cambios que inciden en situar la orientación laboral como primera medida y como eje central de las acciones encaminadas a mejorar las opciones de las personas en el mercado de trabajo y, en definitiva, de todas las propuesta que pretenden aumentar el número de personas que trabajan y cotizan.

Lo mismo sucede en cualquier programa, servicio o proyecto que se propone en la UE que trabaja incuestionablemente por situar a la orientación como un servicio a la lo largo de la carrera, como un servicio permanente.

Existen dos razones de peso para situar a la orientación laboral en este punto de partida en este eje central. A algunos esto nos parece de sentido común, pero es necesario dar estas razones.

La primera es que no es posible diseñar medidas para un público que no conocemos. Primero será preciso conocer las características de las personas a las que nos dirigimos para poder diseñar acciones útiles, eficientes y eficaces.

La segunda es que la orientación cumple una función de información, apoyo y guía imprescindible para conocer las opciones de desarrollo profesional en el actual mercado de trabajo y permite casar oferta y demanda (de formación, por ejemplo) más allá de criterios objetivos que no siempre resultan eficaces.

El caso es que lo que parece tan obvio, no siempre lo es. Los servicios de empleo están llenos de personas con un perfil administrativo y de gestión mientras los puesto de profesionales para atender, acoger, conocer y apoyar a las personas son claramente insuficientes.

Hace muy poco hemos tenido un ejemplo claro del resultado de esta situación. La Garantía Juvenil se pone en marcha en el verano de 2014. En diciembre tenía inscritas a 20.500 personas cuando el propio proyecto presentado señala que son (o eran) unas 860.000 personas menores de 25 años las que no trabajan ni reciben formación en España.

Las explicaciones a esta situación hablan de cómo se avanzó en la inscripción cuando se introdujo la información por SMS, seis meses después del inicio del programa. Pero los sms u otras opciones de información no pueden sustituir el trabajo de los profesionales de orientación, el trabajo de apoyo y ajuste.

La realidad es que en los tres primeros meses del año se convocaron acciones de Garantía Juvenil pero sin conocer bien a quien se dirigían. Ya en marzo había unas de 32.500 personas anotadas, pero no entrevistadas.

Y este es el problema. Que situamos la orientación laboral en el eje y en el principio de todo, pero solo en la teoría. En la práctica sigue sin hacerse. El programa más importantes que ponemos en marcha en España no es capaz de conocer a sus clientes ocho meses después.

La administración pública que pone esto en marcha no cuenta con estructura suficiente. Precisa contratar personal específicamente y esto no solo retrasa la ejecución, también le resta muchísima eficacia.

No se trata, por tanto, de contar con personal de orientación en cada programa o medida, si no de construir unos Servicios Públicos de Empleo donde la orientación, los profesionales de este trabajo, sean la vía de entrada para las personas y sean también los que generan la información necesaria para poner en marcha nuevas acciones y medidas.

O mejor, contar de una vez por todas con un Sistema Integrado de Orientación a lo largo de la vida, tal y como recoge en su último trabajo como coordinador y autor el profesor Benito Echeverría. Se trata de un monográfico sobre orientación laboral imprescindible para conocer cuáles pueden ser los aportes de los servicios de orientación. En uno de sus capítulos se recuerda la Ley de Economía Sostenible, donde se afirmaba que el Gobierno promovería la creación de un sistema integrado de orientación y formación profesional, algo que se quedó ahí, en la letra de la ley y que este año ha aparecido de nuevo en el Real Decreto Ley 4/2015 para la reforma urgente del Sistema Nacional de Formación.

Ojalá en algún momento se pase de lo escrito a la puesta en marcha. Contar con un Sistema Integrado de Orientación como marco no solo permitiría releer y rediseñar todas las políticas de empleo, las formativas y las educativas, también permitiría hacerlas mucho más eficaces.