Integración laboral de los inmigrantes en España: situación, avances y retos

Hace tiempo que las personas que vienen de otros países son el público mayoritario de nuestros servicios de orientación, en el mío por lo menos. Son, de largo, la mayoría de personas que acuden a preguntar cuestiones de empleo, a formarse o a buscar adaptarse a un mercado laboral que les es nuevo.

En actividades grupales o en otros foros es posible que las cifras no sean tan elocuentes pero en lo que es el servicio de atención directa e individual las personas de otros países son nuestros clientes principales.

Creo que deberíamos esforzarnos por darles un servicio más eficaz y adaptado pues la integración laboral de los inmigrantes en España es un fenómeno clave para la evolución del mercado de trabajo y para la sostenibilidad del sistema de bienestar. De hecho el Banco Central Europeo señala que la inmigración impulsa el PIB europeo desde 2019.

El peso de los emigrantes en el empleo es fundamental y seguirá siéndolo: En abril de 2025, la Seguridad Social contabilizaba 2.983.461 afiliados extranjeros, lo que supone el 14% del total de ocupados en España, una cifra récord y siete décimas más que hace un año. Solo en el último año, los trabajadores extranjeros han explicado más del 41% del empleo creado en el país

Este crecimiento es especialmente relevante si se tiene en cuenta que, desde 2002, la población en edad de trabajar nacida en España se ha reducido en más de un millón de personas, mientras que la nacida en el extranjero ha crecido en casi 4,2 millones.

Y aún con estas cifras, siguen siendo insuficientes, cuando menos si atendemos a lo expresado por el Banco de España que afirma que necesitaremos 24 millones de inmigrantes para mantener las pensiones.

Tasas de empleo y desempleo

Pese a su importancia en la creación de empleo, los inmigrantes presentan tasas de paro superiores a la media nacional. Según Eurostat, el 18,9% de los migrantes nacidos fuera de la Unión Europea residentes en España se encuentra en situación de desempleo, frente al 15,4% de los nacidos en otro país europeo y el 11,6% de los nacidos en España.

En lo que refiere a la tasa de empleo sucede parecido, el 61,7% de los migrantes nacidos fuera de la UE de entre 20 y 64 años tiene trabajo, casi 10 puntos porcentuales por debajo del resto de la población.

Calidad del empleo y condiciones laborales

A esto hay que sumar que los inmigrantes en España suelen ocupar empleos más precarios, con mayor temporalidad y sobrecualificación y sufren mayor explotación, especialmente en sectores como la agricultura, la hostelería y el trabajo doméstico.

Así que aunque asumamos que la integración laboral de las personas que vienen a España es un objetivo imprescindible no lo estamos logrando en los niveles que parecemos precisarlos.

Es verdad que el nuevo reglamento de extranjería busca regularizar a 900.00 personas y puede suponer un salto importante en el número de personas de otros países que trabajan aquí e incluso una mejora en las condiciones laborales.

Pero será preciso implementar medidas desde las políticas de empleo que permitan una mayor participación laboral, bajar el desempleo y reducir la precariedad.

Por ahora la mayor parte de las medidas son de carácter generalista y muchos de los servicios y programas de apoyo al empleo y a la inserción descansan en el tercer sector, donde entidades como Accem, Provivienda y otras llevan a cabo programas realmente interesantes y efectivos.

Un plan específico

Falta, creo yo, un plan que aúne medidas específicas. De la misma forma que existe un Marco estratégico contra el racismo y la xenofobia, debería haber un marco estratégico de la inclusión laboral. Incluso podrías estar dentro de ese marco, aunque estas acciones dependieran del Ministerio de trabajo y pudieran ser concertadas con otras administraciones y entidades del tercer sector.

No es mi intención listar las acciones que podrían integrarse ahí aunque podríamos pensar en programas que fueran desde los tradicionales de formación destinados especificamente a personas inmigrantes o con situaciones especiales de acogida o refugio, hasta la puesta en marcha de programas de mentoring inverso (inmigrantes enseñan idiomas e interculturalidad y las empresas normativa laboral, competencias y experiencia) pasando por la creación de algún portal de empleo que permitiera la traducción del CV y el <<matching>> con ofertas de empleo en términos de competencias o de equivalencias de títulos.

Propuestas para esto podría haber, como digo, muchas, todas interesantes y algunas ya puestas en práctica con resultados positivos en países de nuestro entorno.

Ahora bien, a mi me gustaría señalar una medida que es tan elemental como necesaria: el idioma. Sigue siendo una gran barrera para muchas de las personas con las que hablo en mi trabajo diario y a menudo fuente de conflictos, incomunicación y aislamiento.

Es cierto que a la comunidad latina esto no le afecta tanto (sí con el galego, con el que hay un problema serio) pero sí es una gran barrera para el conjunto de las personas que vienen de otros países. Es my difícicil de vencer porque no hay recursos específicos suficientes. Además el idioma resulta complicado para muchas personas que tienen otro alfabeto de origen o que, en general, no parten con un nivel educativo alto.

No es un problema solo nuestro. En UK el conocimiento del inglés y de las otras lenguas oficiales es también un problema. Y en general, en todos los países receptores de personas.

Así que aunque España ha impulsado el reglamento de extranjería con objetivos de empleo y con medidas que, por ejemplo, permiten trabajar desde el primer día a quienes se acojan a las figuras de arraigo o a estudiantes, es muy necesario multiplicar la oferta de formación en castellano y en las distintas lenguas oficiales de las Comunidades Autónomas. Servirá para vencer la barrera de acceso al empleo y también contribuirá a evitar conflictos, incomunicación y aislamiento.

Y, mientras, también es oportuno multiplicar foros y actividades como los que programa Accem, entidad con la que me encanta colaborar por las estupendas profesionales que trabajan ahí y por el interesante trabajo que hacen 👇

A vueltas con el CV

El CV es uno de esos temas hiper clásicos de orientación laboral. Un tema con el que en orientación lidiamos todos y cada uno de nuestros días aunque muchas veces lo consideramos una cuestión menor. Incluso lo hemos considerado algo superado. En mi caso ya hace tiempo que comenté que el CV no me parecía la herramienta principal para encontrar empleo ni lo mejor para que una organización conozca a un/una candidato/a antes de una entrevista.

Pero el CV sigue muy pero que muy presente en los procesos de selección y sigue siendo tremendamente importante. De hecho sigue siendo imprescindible.

Aunque muchos llevemos años tratando de matarlo la realidad es que el CV sigue vivito y coleando. Podemos pensar que se ha transformado, que se ha completado, que ha cambiado de soporte o que se ha digitalizado pero sigue ahí en su concepción tradicional. A pesar de que tengamos perfiles profesionales o identidad digital, a día de hoy las empresas siguen solicitando un CV en formato tradicional. Obviamente me refiero a un formato tradicional digitalizado, pero tradicional, con sus apartados prefijados y contenido concreto. Es más, la IA y el software de lectura y análisis de CV’s busca información con palabras y estructura como toda la vida.

Y, a mayores de esa versión digital orientada a que lo lea una tecnología, sigue existiendo la demanda de CV en formato tradicional. Casi que todas las ofertas con las que me encuentro piden el envío de CV’s. No hay empresa que no pida que se le remita un CV a un correo electrónico o a su bolsa de empleo. Y los portales de empleo envían un CV. Casi que no hay oferta sin CV.

Así que mucho de mi trabajo y muchas de las demandas y preguntas que recibo tienen que ver con el CV. Veo un buen número de ellos todas las semanas. Con plantillas, creativos, con información super completa, sin casi información, redactados en términos de vida laboral, con categorías, con colores… y es raro el día que no recibo un CV preguntándome si “así está bien”.

Otras veces no me lo preguntan porque no podrían o no sabrían modificarlos. Muchas personas tienen el CV en el móvil en formato Pdf porque se lo hizo alguien, un/una amigo/a o un programa de empleo. Pero no saben modificarlo y en muchas ocasiones nos cuesta encontrarlo en los dispositivos.

No me voy por las ramas. Porque lo que quiero señalar es que no existen unas reglas escritas en algún libro que digan que “el CV tiene que ser así”. Es verdad que hay una serie de principios que debe cumplir un CV para que cumpla su función: resultar atractivo e interesante para quien nos va a contratar. Y en estos tiempos nuestros, para que pueda superar la criba que hace el software que lo va a analizar.

Pero una vez que el CV cumple mínimamente estas cuestiones, no existe una forma correcta, un “el CV tiene que ser así”.

Sé que no coincido con todo el mundo en este criterio porque atiendo a muchas personas que me dicen que tienen tal o cual cosa porque les dijeron que tiene que ser así. Pero no es cierto, el CV no tiene que ser de determinada manera. De hecho dependerá de lo que queremos y podamos mostrar, algo que es diferente en cada caso en cada persona y en la situación de mercado en la que se encuentre en ese momento.

En mi caso hace mucho tiempo que suelo señalar que lo importante del CV es que te haga sentir cómodo/a con lo que muestra y que puedas defenderlo desde el principio hasta el final. Eso es, en mi opinión, lo importante. ¿ Debe llevar foto ? Depende. Yo creo que no, pero ¿ Tu qué prefieres ? ¿ Lo ves mejor con foto o sin foto ?

En cualquier caso, si alguien precisa repensar su CV y confirmar que tiene un CV ajustado al momento que vivimos nunca está de más verse estos pocos más de dos minutos de Aquí Hay Trabajo donde repasan lo que sí y lo que no debe figurar en un CV en 2025.

https://www.rtve.es/play/videos/aqui-hay-trabajo/no-pongas-tu-cv/16499348/

Entornos de trabajo enfermizos y mortales

Entornos de trabajo enfermizos: salud mental, muertes y empleo

Hay una triste cifra del mercado laboral que espero al principio de cada año: la cifra de personas que mueren mientras trabajan

En este 2025 la cifra ha sido especialmente triste. Siempre lo es, porque es triste y lamentable morirse trabajando. Pero digo que es especialmente triste porque ha aumentado en 75 personas. En total 796 personas han fallecido trabajando en España durante 2024. Lo dicho, 75 más que el año anterior. ¿ Cómo puede ser ?

Cómo puede ser que en un país como el nuestro aumentemos el número de fallecidos trabajando en vez de disminuirlos.

No creo que la respuesta sea compleja. Es más, no es difícil pensar en las condiciones laborales y concretamente en la sobrecarga de trabajo y el estrés. Cuando menos a mí no me es difícil atribuir las muertes y los accidentes a las condiciones de trabajo porque es lo que escucho día tras día en mi ejercicio profesional.

Las personas con las que trabajo, que buscan empleo y/o nuevas salidas profesionales, hace tiempo que no se quejan exclusivamente del salario. Obviamente de eso también pero no tanto como podría pensarse en un primer momento. Las quejas más habituales y a las que le dedicamos más tiempo de conversación, tienen que ver con los climas laborales, con la falta de reconocimiento, con la falta de respaldo, con la falta de perspectivas de desarrollo y con el comportamiento de personas concretas, específicamente mandos intermedios y compañeros/as.

Hay muchas personas viviendo en entornos laborales no solo irrespetuosos sino enfermizos. Hay millones de personas para las que el trabajo es una tortura (Un 11,2% de los trabajadores en España sufren mobbing y un 30% está en riesgo de sufrir acoso). Es más, de forma periódica y continuada se nos presentan casos de acoso laboral injustificables e incomprensibles desde cualquier punto de vista. ¿ Cómo se puede no hacer nada durante años para parar el acoso y persecución contra una persona concreta ? ¿ Cómo se puede desde la responsabilidad de la gestión de RRHH contribuir a hacer más grande un problema de acoso en vez de solucionarlo ? Con este escenario es muy complicado poder rebajar las muertes, los accidentes y las enfermedades derivadas de trabajar.

Urge un cambio en los ambientes de trabajo que parta del respeto a las personas. Este es el punto de partida, las personas y el concepto mismo del trabajo.

El trabajo no es un lugar (nunca mejor dicho pues el trabajo hace tiempo que dejo de ser un lugar al que vamos y salvo algunas profesiones en industria o hostelería ya no es algo ligado a un espacio físico) al que vamos de forma alienada como una herramienta más del engranaje. Hace mucho que esto no es así. En el trabajo somos personas con necesidades humanas entre las que cabe destacar el respeto o la necesidad de ser escuchado/a.

El trabajo, como todo en la vida, debe tener un sentido y un propósito. Sin él lo normal es caer en la desmotivación y en toda una deriva de sensaciones, sentimientos y situaciones que en nada van a favorecer a las personas ni a la empresa. Es más, precisamos que ese sentido del trabajo, ese para qué, esté ligado a la mejora profesional a un progreso personal, del equipo y de la organización. Hablamos, a mayores de generar un clima saludable en la empresa, de la mejor forma de atraer y mantener el talento.

Debemos, por tanto, empezar a diseñar entornos laborales mentalmente saludables. Es una necesidad. No es una quimera ni una frase hecha ni un capricho o una banalidad: es una necesidad imperiosa si queremos mejorar nuestra salud en general y la mental en particular.

Necesitamos aportar un diario granito de arena con nuestro comportamiento, tanto evitando lo que no es tolerable (gritos, infravaloraciones, aislamientos, juicios de valor…) como no permitiéndolo por parte de otros. Pero, sobre todo, precisamos, como afirma Sara Berbeldiseñar políticas sociales mentalmente saludables que impliquen cambios estructurales en el trabajo.

Esto, cambiar de forma estructural los entornos de trabajo y combatir la precariedad, es lo único que nos va a permitir evitar muertes y enfermedades. Si no hacemos esto las personas seguirán yendo a trabajar como si fueran al matadero, seguirán tomando medicamentos para sobrellevarlo (el 70% de las camareras de piso toma fármacos para el dolor y la ansiedad) o se seguirán suicidando.

Sí, se pueden generar mejores entornos de trabajo, se puede vencer la precariedad, existe otra forma de trabajar que es más compatible con la vida. Y sí, podemos conseguirla.