Arquivos da etiqueta: Estonia

Estonia: la innovación, la educación y la orientación

Estonia

Hace unos meses una compañera de FOL buscaba en diversos foros información sobre propuestas de orientación innovadoras en Europa. Como comenté con ella, creo que cuando nos preguntan sobre nuevas propuestas en orientación a todos nos vienen a la mente lugares como Dinamarca. Pero a mí el pensamiento me va hacia otro lugar, hacia Estonia.

Quizá no sea el caso más conocido en nuestro entorno pero a mí es de los que más me gusta. Primero porque todas sus propuestas en el ámbito del desarrollo profesional están ligadas al concepto de ciudadanía digital, lo que las convierte de por sí en innovadoras y, desde mi punto de vista, en un ejemplo a seguir.

Segundo, no voy a ocultarlo, porque en la única visita que realicé al país (que espero repetir pronto) la experiencia fue sensacional. Es fácil poder sentir en las personas y en el ambiente su compromiso con el futuro. A poco que tengas oportunidad de vivir un evento, visitar una institución o simplemente hablar con la gente, puedes sentir sus ganas de dar un salto. No un paso, un salto. Porque eso es lo que buscan, dar un salto de los de longitud. Y transmiten esa idea con pasión, lo que es impagable.

Por eso, cuando esta compañera me contactó no lo dudé un momento. Si quieres conocer ejemplos de innovación en orientación laboral, en educación y en promoción económica, yo me acercaría a Estonia.

Es un país enfrascado en un proyecto global para pasar de forma planificada a la economía digital. Es el primer país del mundo, que yo sepa todavía el único, que propone la e-Ciudadanía y la e-Residency. En este marco desarrollan un completo proceso de transformación digital que va desde la atracción del talento al transporte (Tallín es una de las pocas ciudades en las que el transporte público es gratuito para sus residentes) pasando por la generación de empresas emergentes (startups). En este campo, como puede verse  en el cuadro siguiente del Index Venture, ya encabezan la lista de países generadores de ecosistemas para las nuevas empresas tecnológicas. Vamos, que a día de hoy son el país del mundo que ofrece más facilidades a las nuevas iniciativas de base tecnológica.

En el ámbito del empleo, el que más conozco, hacen una fuerte apuesta por atraer talento y capital de empresas digitales. Entre un buen montón de medidas está la orientación laboral que combina desde el inicio herramientas digitales con entrevistas personalizadas e incluso en grupo.

A mi me resulta interesante por el uso de las herramientas y por el empeño en atraer profesionales. Hasta tienen un programa de orientación específico para las parejas de las personas que van a trabajar a Estonia. Y otro para que quienes van a estudiar trabajen al mismo tiempo. Desde la página principal pueden verse muchas de las medidas con videos muy interesantes en inglés (sí, a la mayoría el Estonio nos resulta complicadete).

En el ámbito educativo destaca lo que hacen en las Vocational Education, lo que podría ser algo parecido a nuestra FP. Entre ellas pueden encontrarse centros formativos realmente interesantes, como este de música que me gusta citar por el extraordinario papel que la música juega en la educación en los países del norte de Europa. Desde aquí resulta envidiable, en el sentido que en su momento señaló Borges.

Eso sí, como mencionaba, el idioma es una dificultad para comprender bien todo lo que están haciendo en estos ámbitos en Estonia. Cuando menos lo es para mí. Por ejemplo, la página de orientación profesional está solo en estonio y ahí empiezan los problemas para entender lo que hacen. 

En mi caso hace ya unos años que visité Tallín. Fue una experiencia reveladora. Encontré un país en ebullición. Me recordó a la España de hace ya unas cuantas décadas. Un país que está haciendo un gran esfuerzo por superar el pasado. Y lo hacen con ilusión. Se nota la efervescencia, especialmente en los negocios y en la actividad cultural que es muy intensa. Son personas muy receptivas y amables que gustan de los visitantes y de contarle a todo el mundo cómo vivían bajo el telón de acero. Un lugar al que dirigir nuestra mirada si queremos aprender e inspirarnos. Y, claramente, un lugar muy recomendable al que pienso volver pronto para seguir aprendiendo.

Digital nomads, las nuevas formas de trabajar y la polarización del mercado laboral

Digital NomadsUn artículo de Techcrunch sobre digital nomads y la guerra por el talento en distintos países me ha vuelto a mostrar la polarización que se está produciendo en el mercado de trabajo global. En lo que refiere a la guerra por el talento de los distintos países, el artículo no resulta novedoso. Salvo necios como Trump todo el mundo entiende que contar con los mejores profesionales o aquellos que pueden aportar en términos innovadores, vengan de donde vengan, es positivo. Así lo han entendido siempre las grandes potencias. Ahora Canadá aprovecha las medidas de Trump. Pero los países poderosos siempre han dado facilidades para que quienes destacan puedan trabajar en ellos. De ahí que uno de los grandes problemas de los territorios más pobres también sea ese, la descapitalización de su talento. Existen numerosos y tristes ejemplos de esto, alguno bien cercano.

Incluso China, el país que hoy lidera el planeta en muchos aspectos, lleva tiempo realizando grandes esfuerzos para llevar de vuelta a casa al talento emigrado. Y también buscan académicos de primer nivel de cualquier nacionalidad con el famoso Plan de los mil talentos puesto en marcha en 2008.

Como digo, hasta aquí, nada nuevo. Lo que si me parece más novedoso es comprobar cómo esos perfiles altamente cualificados, los digital nomads, no se limitan a fijar su residencia en un lugar más o menos atractivo. Y eso que tienen capacidad para ello, pues pueden comparar y elegir.

Lo que parecen mostrar estos profesionales es una motivación intrínsica por ir allá dónde existan propuestas de interés. Los digital nomads pueden fijar su residencia en un lugar, pero parecen moverse por proyectos que pueden ser a largo o medio plazo y en distintos países. Y eso les resulta tan atractivo que han aparecido herramientas como Jobbatical para mostrarles ofertas interesantes en cualquier lugar del planeta.

En este contexto, las tradicionales estrategias de atracción no serán suficientes para gobiernos, administraciones, empresas o instituciones. Hasta ahora no era difícil competir en universidades de países desfavorecidos o sin recursos. En los países más poderosos la atracción de talento se ha basado en salarios, beneficios fiscales, contratos de poca vinculación o beneficios sociales.

Pero, por lo que podemos ver, en este escenario será necesario ir algo más allá para atraer ese talento altamente cualificado. En este sentido, el ejemplo de Estonia con su propuesta de e-Residencia es, quizá, el más conocido y referenciado.

Hace unos años decidieron crear una nueva categoría de ciudadanos, los e-residentes. Cuentan con una identidad digital con su propia ID card y disfrutan de ventajas y facilidades para crear una empresa y así ejercer profesionalmente allí.

E-Residence

 

Visité Tallín en 2015. Me pareció un lugar apasionante. De esos que transmiten las ganas de cambiar y hacer cosas. Mucha gente joven deseando hablar con todo el mundo y una actividad económica y cultural incesante que no estaba esperando a que la administración correspondiente hiciera algo.

Puede que ese contexto sea necesario para que surjan proyectos como el de la e-Residencia. No lo sé. Lo que si sé es que la propuesta me parece una de las mejores apuestas que un país puede dar para garantizar la inclusión digital de sus ciudadanos y, a la vez, convertirse en referente mundial para digital nomads. Un verdadero polo de atracción para quienes están interesados en “cambiar el mundo”.

Tal y como un día le oí decir a Genis Roca, en el entorno digital uno es de dónde puede participar. Estonia da pasos en esta dirección. Hoy es el referente mundial de las nuevas relaciones entre un país y los trabajadores o ciudadanos, el referente en cómo situar un país en el entorno digital.

Otra opción que parece consolidarse es el trabajo en remoto. La red trajo consigo esta posibilidad que hoy parece casi obvia para algunos empleos. Y no solo para los que están relacionados directamente con la tecnología. Así lo demuestran en Remote OK, uno de los principales recursos para encontrar empleo en remoto, con un millón de personas buscando oportunidades (Hace unos días tenían 27.650 ofertas). Ahí cuentan con una sección de ofertas NonTech Jobs que suele mostrar cerca de 2.000 posiciones abiertas.

Paralelamente, en este mismo escenario de trabajadores buscados, de Digital nomads y trabajadores en remoto, seguimos viendo grandes migraciones. Como siempre ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad, las personas siguen yendo de territorios pobres a países ricos. Y continuamos asistiendo al dantesco espectáculo de la explotación y el tráfico de personas, al esclavismo.

De hecho muchos países en oriente medio, Europa del este, África o Asia siguen con prácticas esclavistas. La situación de las empleadas domésticas en los países árabes, los trabajadores traídos para construir los estadios para el mundial de Rusia o para el de Catar, la venta de personas emigradas en las costas mediterraneas y otros atropeyos indignantes son ejemplos de una lista que podría ser muy larga.

En el polo opuesto a Estonia, las leyes y normativas de muchos países representan esa dicotomía de la que hablo. En ellos es legal que las personas no puedan cambiar de empesa y que estas retengan sus pasaportes. Omán, por ejemplo.

Hay quien aún piensa la globalización en los términos definidos antes de la aparición de la red. Pero el escenario no es el que preveíamos, concretamente para el mercado laboral. Es mucho más complejo. Eso si, sigue mostrando una polarización cada vez más acentuada que está caracterizando el mercado laboral de la sociedad digital en la que vivimos.

 

Foto de cabecera de Britt-knee bajo licencia CC

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardarGuardarGuardarGuardarGuardarGuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardarGuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar