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Nuevas medidas en políticas activas de empleo

La noticia que encabeza me ha supuesto bastantes conversaciones en mis redes de forma privada y algún que otro comentario de forma pública. Así que me ha parecido que merecía la pena comentarla aquí, aunque este no es un espacio que pretenda tratar temas de actualidad.

Tampoco es este un lugar para la opinión política. Muchas veces he dicho aquí que este es un espacio profesional de carácter puramente personal. Es verdad que en mi trabajo de orientación intentamos (algunos por lo menos) lograr la mayor incidencia política posible. Es decir, buscamos que nuestra práctica, nuestro conocimiento y, en general, nuestras propuestas sean tenidas en cuenta en las políticas que se proponen y se ejecutan. Pero de ahí a al posicionamiento político partidista hay un buen trecho.

Y aclaro esto porque lo que voy a comentar es una noticia puramente política y no me gustaría que se entendieran mis comentarios como partidistas. Es más, se trata de una noticia que parece llena de buenas propuestas pero que dependiendo de dónde la leamos tiene un cariz u otro. Incluso un mensaje u otro. Y es que en la noticia hay elementos verdaderamente positivos y que hemos reclamado muchas veces: la contratación de orientadores, el acompañamiento individualizado, la creación de un distrito único, la actualización tecnológica de los servicios de empleo o la formación del personal que trabaja en ellos. Y me gustaría utilizar esta noticia, concretamente la versión del último enlace para hacer aportes que considero concretos y útiles porque si nos quedamos con la segunda lectura que enlazo, el mensaje es muy poco constructivo.

Eso sí, me voy a permitir señalar que, independientemente del color político e incluso de esta noticia, los ciudadanos llevamos ya muchos años viviendo en el mundo del <<marketing político>>, un mundo que solo genera titulares de forma constante sin que sepamos nada más de lo que hay detrás o de cómo acaban en el tiempo esos titulares. Un mundo horrible.

En esta noticia algo de eso también hay. Especialmente en lo que refiere a ese discurso de “vamos a combatir el paro sancionando a los parados” “Aquí el que no vaya a un curso o no acepte una oferta de empleo, sanción, ya veréis como vamos a bajar el número de personas en paro”.

Hablamos de un discurso que no tiene el más mínimo carácter técnico, que está presente de siempre y que, más allá de otras consideraciones, nos lleva a equivocarnos de pleno en lo que debe ser una correcta respuesta al principal problema del país. Así no se combate el desempleo ni se generan puestos de trabajo ni se consigue nada. Ni siquiera se consigue bajar el número de demandantes en oficina. Y mucho menos ahorrar en prestaciones, si es que ese fuera el objetivo que no sé por qué debería serlo en un primer momento.

Y quizá esto es lo primero a aclarar ¿ Cuáles son los objetivos de las políticas de empleo ? Más allá de los oficiales y establecidos en la Ley de Empleo y en otras normativas y tratando de ser simple, podríamos decir que las políticas de empleo están encaminadas a generar empleo de calidad para todo el mundo, con especial atención a aquellas personas que más dificultades tienen, para lograr una sociedad más inclusiva, menos desigual, en la que todo el mundo pueda tener oportunidad de labrarse un futuro trabajando y que las empresas cuenten con el saber hacer que precisan en todo momento, contribuyendo con ello a la eliminación de la pobreza y las desigualdades económicas.

Sí, es una definición incompleta y simple pero nos sirve para aclarar que el objetivo de las políticas de empleo no es reducir las cifras de demandantes mediante ingeniería estadística, llamando a la confusión o sancionando.

Pero es que, además, aquí se pretende decir que se va a sancionar a quien se le ofrezca un empleo y no lo acepte, como si eso fuera habitual ¿ A cuántas personas conoces que le hayan ofrecido un empleo desde los servicios públicos ? Sí los hay pero hoy por hoy y aún teniendo en cuenta que intermedian en todos los programas de empleo que conllevan un contrato, los servicios públicos gestionan tan solo el 2% de las ofertas. Así que, ¿ de qué ofertas estamos hablando ?

Y cuando dicen que les ofertarán un curso, lo mismo. En Galicia hay 139.343 personas anotadas en las oficinas de empleo y a pesar de que la inversión en formación ha venido creciendo en los últimos años en este 2023 solo habrá plazas para 21.420 personas. Esto significa que solo podremos ofrecer formación al 15% de las personas desempleadas en Galicia.

Si no tienes capacidad para ofrecer empleos o formación (y no es por dinero que sí que hay y se devuelve sin gastar) ¿ Por qué dices eso ?

Sí, supongo que por lo que antes mencionábamos del discurso político que vende. No se me ocurre otra cosa…

Para bajar el desempleo hay que tomar medidas económicas y desde las políticas y los servicios de empleo contribuir de forma directa a que las personas mejoren su ocupabilidad. Sería largo de explicar todo lo que se puede hacer para lograr esto. Algunas de las medidas que se anuncian, como decía, si que van en esta linea. La contratación de orientadores, facilitar la movilidad, el distrito único…

Pero mejor que <<tratar de conocer a las personas en desempleo>> o <<modernizar los servicios públicos de empleo>> por enésima vez, estaría bien que respondiéramos a algunos de los datos que ya tenemos con la flexibilidad que se precisa y no con la rigidez habitual de soy la administración y esto se hace así.

¿ Qué podríamos hacer si quisiéramos bajar el desempleo atendiendo a las caraterísticas que hoy presenta ? Muchas cosas, sí. Y para no extenderme yo voy a aprovechar la noticia para concretar cuatro propuestas:

  • Al amparo de la nueva Ley de Empleo, concretar la dimensión territorial de las políticas de empleo con ayuntamientos y mancomunidades. Esto permitiría gastar más y mejor el dinero que se está devolviendo. En el caso de Galicia solo las capitales de provincia más Santiago, Pontevedra y Ferrol representan el 55% del desempleo. Establecer un área con un presupuesto y medidas específicas no solo permitiría adaptar las medidas a las características del territorio y de las personas, también permitiría mantener la oferta de formación o de participación en proyectos de forma casi permanente a lo largo del año. Y, por supuesto, facilitaría contar con las empresas, con su participación activa.

Se trata de ejecutar el punto 3 del artículo 7 de la Ley de Empleo: Artículo 7. Dimensión autonómica y local de la política de empleo:

Se reconoce la singularidad institucional de las Corporaciones Locales en la puesta en marcha y desarrollo de las políticas de empleo, que se articulará a través del principio de cooperación y de convenios con otras Administraciones. Las entidades locales podrán participar en el proceso de concertación territorial de las políticas activas de empleo, mediante su representación y participación en los órganos de participación institucional de ámbito autonómico que cada Comunidad Autónoma decida en ejercicio de su competencia. Los servicios públicos de empleo de las Comunidades Autónomas serán los responsables de trasladar al marco del Sistema Nacional de Empleo la dimensión territorial de las políticas activas de empleo y de determinar la representación de las entidades locales en los órganos de participación institucional de ámbito autonómico.

Al hilo de esto, cabe, cuando menos en Galicia, una urgente reforma del proceso de reconocimiento de competencias clave. Pero tampoco me voy a extender con esto para no hacerlo excesivamente largo.

  • Diseñar y ejecutar planes concretos para colectivos que muchas veces ni siquiera pueden participar de las políticas de empleo. Podría mencionar más de uno de esos colectivos pero voy referirme a mi preferido, las familias monoparentales. En España el 54,6% de estas familias están en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Y, sorpresa, las mujeres solas con hijos no quieren ser pobres. Pero, claro, es literalmente imposible educar y asumir toda la responsabilidad de lo crianza con las actuales exigencias de las políticas de empleo y del mercado laboral en general. Alguna de estas mujeres con mucha ayuda lo logra, pero a las que no tienen esa ayuda les resulta literalmente imposible. ¿ No podemos diseñar algo específico en algún momento ? Algo en el que las mujeres tengan flexibilidad, ayuda económica, de cuidados y asesoramiento en distintas cuestiones durante un periodo largo (sí, largo) que les permita capacitarse y conectarse con el mercado laboral.
  • Integrar a las empresas. Otra sorpresa. Las empresas no van a venir a los servicios públicos de empleo por que sí. Habrá que generar espacios y foros en los que puedan participar activamente. Espacios en los que podamos saber qué es lo que pueden precisar y también para convencerlas de que las personas no nacen aprendidas y que necesitamos que se implique en su formación.

No sigo. Me alegra muchísimo que demos pasos adelante entendiendo el papel que los orientadores juegan en todo esto y la necesidad de acompañamiento que las personas precisan. Y el anuncio de la incorporación de este personal es una excelente noticia que es de aplaudir. Pero necesitamos propuestas que se dirigen a solucionar los problemas que tenemos. Opciones e ideas no faltan.

La nueva Ley de Empleo y la orientación

El 1 de marzo se publicó en el BOE la nueva Ley de Empleo que servirá de marco principal para las políticas activas de empleo y para los organismos que las protagonizan. La ley, como es sabido. regula estas políticas, la intermediación, los servicios públicos que se prestan en el ámbito del empleo, cómo deben prestarse… En fin, para quienes trabajamos de una u otra forma en estas políticas y en cuestiones de empleo, es nuestro nuevo gran marco legal y normativo. Un marco que anuncia grandes cambios.

Estos cambios han sido citados y comentados bastante en los últimos días: el Sepe deja de existir para configurarse en Agencia Nacional de Empleo, los servicios públicos contarán con personal especializado en discapacidad, se incluye a las personas con TEA como colectivo prioritario, se implantan definitivamente los itinerarios profesionales…

De lo que no se ha hablado tanto, creo yo, es del papel de la orientación en la nueva ley. Es verdad que no es tan novedoso pero es muy interesante. La ley reafirma el papel central de la orientación laboral en las políticas activas de empleo. Junto a esto recoge algunos desarrollos y servicios específicos que ya venían siendo apuntados. También suma en su contenido a los Centros de orientación, emprendimiento e innovación para el empleo que fueron creados hace un año y que ya funcionan en todo el territorio. Incluso en Galicia que no lo tuvo hasta el pasado octubre y del que yo no he vuelto a saber pero que espero que pronto conozcamos de su actividad.

El caso es que la palabra orientación se menciona 38 veces en esta nueva ley. Aunque lo más importante es dónde se menciona. La orientación aparece ya en la primera frase del capítulo primero que define las Políticas Activas de Empleo:

Capítulo I. Disposiciones generales

« Artículo 31.
Concepto de las políticas activas de empleo. 
Se entiende por políticas activas de empleo el conjunto de servicios y programas de orientación, intermediación, empleo, formación en el trabajo y asesoramiento para el autoempleo y el emprendimiento dirigidas a impulsar la creación de empleo y a mejorar las posibilidades de acceso a un empleo digno, por cuenta ajena o propia, de las personas demandantes de los servicios de empleo, al mantenimiento y mejora de su empleabilidad y al fomento del espíritu empresarial y de la economía social. 


Las políticas activas de empleo conforman el objeto del Título III de la ley, que opta por una configuración amplia e integradora de las mismas. Así, son tales aquellos servicios y programas de orientación, intermediación, empleo, formación en el trabajo y asesoramiento para el autoempleo y el emprendimiento dirigidas a impulsar la creación de empleo, mejorar la empleabilidad de las personas demandantes de los servicios de empleo y elevar sus posibilidades de acceso a un empleo, por cuenta ajena o por cuenta propia, digno y reducir las brechas de género.»

Lo mismo sucede cuando se aborda la Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo. La orientación figura en el Eje 1 como primera e inexcusable medida de la estrategia, de la propuesta práctica y activa de apoyo al empleo:

Artículo 12. La Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo.

« a) Eje 1. Orientación. Comprende las actuaciones de información, orientación profesional, motivación, asesoramiento, diagnóstico y determinación del perfil profesional y de competencias, diseño y gestión de la trayectoria individual de aprendizaje, búsqueda de empleo, intermediación laboral y, en resumen, las actuaciones de apoyo a la inserción de las personas.»


Obviamente la estrategia incluye muchas otras medidas y aciones, algunas previas a cualquier práctica. Pero cuando se habla de estructurar el planteamiento práctico, de establecer objetivos, programas y servicios, la orientación se sitúa como lo primero a tener en cuenta.

Lo mismo sucede cuando se menciona La Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Empleo. Ya en la primera formulación de esta cartera de servicios la orientación se situaba en un primer lugar. Ahora se consolida concretando sus características pues se habla de una <<orientación para el empleo personalizada, integral e inclusiva>>. Se trata, por tanto, de uno de los servicios, el primero que se cita, que las personas tienen garantizado y que pueden solicitar de forma permanente:

Artículo 61. Cartera común de servicios del Sistema Nacional de Empleo y carteras propias.

1. La Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Empleo, que se regulará reglamentariamente, recogerá, para su implementación, los servicios garantizados previstos en los artículos 56 y siguientes y los demás que pudieran prestarse en todo el territorio del Estado y por todos los servicios públicos de empleo. Los servicios públicos de empleo prestarán dichos servicios bien directamente, a través de sus propios medios, bien a través de aquellas entidades, públicas o privadas, colaboradoras para ello.

Los servicios incluidos en la cartera común del Sistema Nacional de Empleo se agruparán en:

a) Servicios de orientación para el empleo personalizada, integral e inclusiva.
b) Servicios de intermediación, colocación y asesoramiento a empresas.
c) Servicios de formación en el trabajo.
d) Servicios de asesoramiento para el autoempleo, el emprendimiento viable y la
dinamización del desarrollo económico local.

Hay muchas otras menciones y desarrollos de la orientación en la ley que la convierten en uno de los elementos protagonistas, un protagonismo inevitable. Por un lado porque no se pueden plantear políticas de empleo que no estén enfocadas en el servicio a las personas y a las empresas. Por otro porque su propia concepción, de carácter transversal y a lo largo de la vida, la convierten en la herramienta fundamental para la planificación y ejecución de las actuaciones dirigidas a la mejora de la empleabilidad y de las oportunidades de empleo. De hecho en la orientación deberían pivotar todas las prácticas que pensemos. Y en los Centros de Orientación, Emprendimiento e Innovación para el empleo diseñarse esas nuevas propuestas innovadoras y experimentales que nos permitan contar con unas Políticas Activas de Empleo más eficaces tanto en términos de reducción del desempleo, como de formación o de satisfacción de las personas.

Nos queda el desarrollo de ese trabajo en estos centros que, en mi opinión, será clave o debería serlo. Nos queda que el peso que se le da a la orientación en esta Ley tenga un reflejo en la propia práctica diaria y en la situación de la orientación (temporal, muchas veces precarizada, sin recursos, con ratios inasumibles, sin formación…), en los programas (aún hoy muy temporales, poco innovadores, rígidos…). Pero, lo dicho, el punto de partida, el reconocimiento de la orientación como elemento clave e indispensable para las políticas y los servicios de empleo parece que lo tenemos.

Describiendo nuestras experiencias: cargo, puesto o categoría profesional

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En mi trabajo como orientador laboral a menudo me plantean cómo mencionar cada una de las experiencias profesionales, concretamente en el CV o en un perfil en Linkedin. La cuestión concreta es saber qué debemos poner exactamente para describir lo que hemos realizado. Las dudas se centran, por ejemplo, en si poner el puesto, la categoría o la titulación.

En este aspecto, muchas personas con experiencia en la administración o aquellas que vienen de ámbitos muy académicos como las universidades suelen ser completamente formales y tratar de referirse a cada experiencia remitiendo a lo que pone en su nombramiento o al puesto concreto, aunque este no diga nada a alguien que no haya trabajado en ese entorno.

Otras personas, habitualmente de sectores en los que la categoría tiene mucho peso, como la construcción o el metal, suelen encabezar cada una de sus experiencias como oficial de 2ª o similar.

Y aún hay aquellas que titulan cada experiencia tal y como el puesto viene referido en el convenio colectivo, aunque esto no se corresponda en absoluto con lo que han hecho.

Pero es esto último lo que importa, lo que realmente hacemos en cada puesto. Es más, lo que importa es el impacto que nuestras acciones, nuestro trabajo, tiene en la organización o en el proyecto. Me explico.

Debemos elegir un buen descriptor para cada experiencia, una denominación que describa de forma lo más concreta posible qué soy (fontanero/a, administrativo/a, docente…) y después describir y explicar brevemente en qué consistía el trabajo.

La forma más habitual de describir las experiencias es enumerar tareas o funciones. Y no está mal. De hecho, dependiendo del caso, puede resultar muy conveniente hacerlo así.

¿ Cuál es el problema ? Que las tareas no nos hacen diferentes. En cada profesión, casi todos hacemos las mismas tareas o son muy similares. Lo realmente diferenciador es lo que conseguimos, lo que logramos y cómo lo hacemos.

Así que las descripciones laborales pueden contener tareas pero resultarán mucho más diferenciadoras y atrayentes en la medida en que señalemos lo que hemos conseguido, en la medida en que podamos mencionar qué aportamos, qué se mejoró o qué cambió tras nuestro paso.

Claro, esto no siempre es fácil. Es más, no siempre es posible. Es especialmente difícil en empleos de poca duración o en experiencias en las que se nos contrata para realizar una sola función, a veces monótona y poco enriquecedora. Pero existen alternativas para otras experiencias que no siempre tenemos en cuenta.

Una alternativa interesante es señalar cualquier tipo de progresión. Por ejemplo, que tras varios contratos temporales la empresa decidió apostar por mí o que empecé con unas funciones muy limitadas y acabé haciendo estas otras. Y esto, las progresiones, el aumento en las funciones y responsabilidades o la mejora de resultados tras cierto periodo de tiempo, son habituales en cualquier trabajo.

Y, aún así, no siempre podremos señalar todo esto. Si no podemos, pues nada, a recurrir a las tareas o funciones. Pero si podemos, mejor que mejor.

Eso sí, huyamos de pensar que lo importante para valorar nuestra experiencia o saber hacer es la categoría profesional, la plaza o el puesto concreto tal y como viene en un convenio o en una RPT.