Esta semana he tenido oportunidad de compartir una sesión de #empleo20 con los equipos técnicos de Cruz Roja, Cáritas, Fundación Once y Fundación Secretariado Gitano. Una oportunidad que tengo que agradecer a la confianza, apoyo e interés de las organizaciones pero también, y de forma especial a @sergioibanez. No sólo por su generosidad, también por su apoyo y aportes para el evento.
Precisamente el intercambio de información con Sergio es el que me lleva a hacer una reflexión sobre los contenidos que tratamos en la difusión de esto que algunos llamamos empleo 2.0 o #empleo20.
La sensaciones con las personas son siempre similares. Equipos de profesionales con gran bagaje en muchos casos, muy implicados en su trabajo y en buscar las mejores respuestas a nuevas situaciones, o a situaciones muy similares en un contexto radicalmente distinto. Personas que se enfrentan día a día a los efectos reales de la crisis, a las consecuencias del desempleo y a la desesperación de muchos y muchas que se han quedado sin recursos económicos y en algunos casos sin recursos de ningún tipo.
Y se enfrentan sin muchas armas. A veces sólo con el acompañamiento y con el apoyo emocional, algo muy poco valorado pero que los que trabajamos con personas en estas situaciones sabemos que es vital, especialmente por su contribución a la resiliencia, ya mencionada en este blog. Sólo por esta razón es siempre un pequeño lujo poder participar en eventos como este. Y un verdadero placer poder aportar, aunque a veces sólo sean ideas y opciones.
Lo que si constato, y ahí el motivo de mi reflexión, por otra parte compartida con algunos de los técnicos que participaron, es lo lejos que estamos de la Web20 y de sus cambios. Desde mi punto de vista no se trata de utilizar unos u otros recursos, que es importante, ni de utilizarlos mejor o peor, que es más importante, se trata de entender los cambios decisivos que la tecnología ha provocado en el mercado laboral y, en consecuencia, en la búsqueda de empleo. Y se trata de identificar estos cambios junto a otros derivados de ámbitos diferentes pero que están configurando un nuevo mercado laboral en cambio constante.
Y estos cambios no son, ni deben ni pueden serlo, ajenos a nuestras profesiones. Pero el caso es que, en muchos momentos si parecen estar ciertamente lejanos. Y nuestros trabajos no están al margen, nuestro ejercicio profesional no puede ser el mismo de hace tres años.
Y, por cierto, no era el caso en este evento, donde había no sólo interés, también prácticas incipientes y experiencias previas muy interesantes, como el uso de youtube y el trabajo en videocv. Pero la presencia de 2.0 está aún algo lejos y aquí creo que se está produciendo una pequeña fractura que, realmente, no me agrada. A Sergio le comentaba que algunos contenidos, habituales en nuestra práctica y que consideramos muy importantes no pueden ser desarrollados en su totalidad en algunos escenarios.
En general aún nos encontramos en una etapa de difusión. La penetración y la puesta en práctica de los recursos de la nueva red no forma parte habitual de nuestros trabajos de orientación laboral y de apoyo y promoción del empleo.
Estamos ante una doble disyuntiva. Por un lado debemos respondernos si queremos contribuir o no a reducir la brecha social que provoca la tecnología y la 2.0, por otro si vamos a reproducir esa brecha en nuestra profesión.
Como digo en el acto de esta semana había no sólo interés, también experiencias previas. Mi reflexión parte de una perspectiva más amplia y global, no de este evento. Habitualmente no hay un gran rechazo, pero si cierto escepticismo y falta de implementación posterior.
Y no digo que el escepticismo sea censurable. De hecho siempre me encuentro con personas escépticas en cuanto a las posibilidades y potencialidades de los instrumentos 2.0 en determinados ámbitos de búsqueda de empleo o en cuanto a su penetración, o en cuanto al propio escenario que la Web20 y la tecnología dibujan. Es normal y más que respetable.
Pero si digo que es necesario profundizar en las redes sociales en nuestro trabajo, hacer de los instrumentos 2.0 una herramienta principal y animarse a proponer e implementar actuaciones en este marco. De la misma forma que es necesario acercarse a los departamentos de RRHH y a sus profesionales.
En este momento no sólo contribuiríamos a mejorar los servicios que ofertamos y su eficacia y coherencia, también haríamos una verdadera apuesta por nuestro propio desarrollo profesional. Y esto, hoy que está entredicho el valor de la orientación laboral y sus aportes, parece esencial. Tenemos que demostrtar que no es lo mismo que existan servicios de orientación laboral a que no los haya. Y hay que hacerlo porque, entre otras cosas, es verdad. Nuestro trabajo es útil y necesario.