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Nuevos servicios públicos de empleo

En estos primeros meses del año se han multiplicado las novedades legislativas que afectan a la políticas activas de empleo y a los Servicios Públicos de Empleo. En diciembre se aprobó el Programa de Activación para el Empleo  y ya en 2015 se han publicado nuevas órdenes que cambian la formación en oferta y el contrato estrella de estos años, el contrato de formación. Incluso se anuncian novedades en borrador, como los nuevos principios vertebradores de la Formación para el Empleo. Pero entre toda esta normativa destaca la nueva Cartera Común de Servicios del  Sistema Nacional de Empleo, publicada el 5 de febrero. Un Real Decreto que cambia muchas cosas en la prestación de servicios del Servicio Público de Empleo al establecer una Cartera Común de Servicios, nuevas formas de acceso a los mismos y nuevos contenidos hasta ahora no mencionados como las redes sociales.

Los Servicios Públicos de Empleo tienen ya una cartera común a prestar en todos los territorios:

  • Servicio de orientación profesional.
  • Servicio de colocación y de asesoramiento a empresas.
  • Servicio de formación y cualificación para el empleo.
  • Servicio de asesoramiento para el autoempleo y el emprendimiento.

Estos servicios deberán prestarse con criterios relacionados con la eficacia, la calidad, la atención individualizada… Todo un un nuevo escenario que delimita lo que es imprescindible hacer y cómo hacerlo.

La Cartera Común de Servicios incluye otros cambios. Uno de ellos tremendamente importante, el que refiere a la consideración de las personas que pueden solicitar estos servicios. Hasta ahora la inscripción como demandante era obligatoria y solo se establecía diferencia entre personas que buscan un  empleo o personas que teniendo trabajo buscan nuevas oportunidades (mejora de empleo). Ahora las personas, “desempleadas u ocupadas, en función de sus necesidades y requerimientos podrán ser demandantes de empleo y servicios o únicamente solicitantes de servicios”. Un cambio tremendamente importante para lo que puede significar, por ejemplo, la gestión de la formación o la orientación laboral a personas que están en activo, algo que, en términos generales, hasta ahora no se hacía.

A partir de este nuevo marco creo que quedan dos grandes cambios a poner en marcha. Uno refiere a cómo vamos a gastar el dinero de las políticas activas de empleo y el otro a los equipos de profesionales con los que contamos para hacerlo.

Las políticas activas de empleo en España han cometido un error clave, invertir mucho más dinero en ayudas a la contratación e incentivos que en las acciones dirigidas a formar, adquirir competencias y mejorar la ocupabilidad de las personas. El gráfico, de este artículo de prensa, muestra con claridad como se distribuyeron los fondos en el año 2011.

Precisamos cambiar estos porcentajes cuanto antes. Los incentivos tienen muy poca relación con nuevo empleo, solo son beneficios para quien ya quiere contratar y tienen una utilidad limitada. La adquisición de nuevas competencias, tanto específicas del puesto de trabajo como aquellas transversales que ayudan a situarse en el nuevo escenario del mercado laboral digital son imprescindibles. Por mucho que mejore la economía tenemos un número inmenso de personas cada vez más alejadas de sus profesiones, de las nuevas profesiones con demanda y, en general, de las demandas competenciales del nuevo mercado de trabajo.

El otro cambio aún necesario tiene que ver con la profesionalización y la organización de las personas que trabajan en el Servicio Público de Empleo. Se precisa una apuesta por esa profesionalización, por la formación y la organización de equipos técnicos que hoy no pueden enfrentar las demandas que implican estos nuevos servicios y que no parecen suficientes para atender las demandas de sus clientes, de las personas y de las empresas. Una plantilla insuficiente y una organización inadecuada ha sido ya denunciada por los propios trabajadores.

En cuanto a la cantidad se han convocado procesos de contratación que esperemos sean mejores que los vividos años atrás. El caso que más conozco es el de mi entorno inmediato, el de Galicia. Aquí se ha anunciado la contratación de 75 técnicos de orientación para hacer frente al Programa de Activación para el Empleo y otras necesidades, a mayores de otros 56 profesionales de orientación para la Garantía Juvenil cuyas actividades, por cierto, nacen recortadas en términos de duración, apoyo técnico u orientación laboral.

En respuesta obtenida a través de Asolep sabemos que aquí se repetirá un método de contratación que, aunque ajustándose a la legalidad, no dió, en su momento, los resultados deseados. Entre otras cosas porque dejó fuera a un número importante de personas con mucha experiencia y formación en estas lides.

[…] los posibles llamamientos de personal técnico para el refuerzo de la red de oficinas de empleo del Servizo Público de Emprego de Galicia que se puedan realizar a lo largo de este año 2015 se realizarán a través de las listas de personal funcionario (grupos A1 o A2) reguladas en el decreto […] 

Espero que aprendamos de los errores cometidos y mejoremos el proceso de contratación, pudiendo así ofrecer servicios de calidad eficientes y eficaces. Y espero que las convocatorias se multipliquen en todos los territorios porque solo con personal suficiente, cualificado y comprometido podremos cumplir los objetivos planteados.

No querría alargarme, pero no me gustaría dejar de mencionar el papel que, nuevamente, vuelve a jugar la orientación laboral. No solo es la primera medida y la acción vertebradora en el papel. También marca el cambio a seguir por los equipos profesionales que deben abandonar un tradicional papel administrativo y de gestión por otro más orientado al servicio de personas y empresas. Esto si contribuirá de forma decisiva a la profesionalización y modernización del Servicio Público de Empleo.

Tal y como se pone de manifiesto desde Europa, la orientación profesional y el apoyo en el desarrollo de la carrera no es ya una cuestión baladí ni un complemento a otras medidas. Este boletín del Cedefop deja bien claro cual es el papel que debe jugar, situando a la orientación laboral como un servicio permanente que va desde las etapas educativas hasta las empresas que pueden sacar un inmenso provecho de esta labor en términos de gestión del talento. En fin, un reto motivador para los que nos dedicamos a esto y una buena noticia que debería contribuir a reducir la tasa de desempleo en Europa, ( la eurozona sigue sin bajar de dos dígitos (11,2% en Eurostat frente al 5,7% de U.S.)  y especialmente la nuestra, insoportable e inadmisible.

 

 

Profesionales para encontrar recursos de empleo

Me gusta hablar de empleo, del mercado laboral y de como las personas interactúan y se desarrollan en ese escenario. Pero nunca he sido demasiado bueno a la hora de contar con recursos directos para la búsqueda de ofertas. Me refiero a identificar, clasificar y ofrecer contactos con empresas e intermediadoras con opciones de empleo. Por decirlo de alguna manera soy más de discurso que de recurso.

A esto hay que sumarle que siempre he visto a muchos/as compañeros/as, identificar, ordenar y ofrecer recursos de forma espectacular. Siempre he visto personas infinitamente mejores que yo haciendo este trabajo. Y cuando esto sucede creo que lo mejor es aprovecharlo, potenciarlo y difundirlo.

Lo mismo me sucede en el escenario digital. Veo como otros profesionales comparten recursos para la búsqueda de empleo que son realmente útiles. Por eso me apetecía reconocer su inmenso trabajo que hoy es una referencia para mi.

Por supuesto que no están todos los que son. Aquí solo hay una pequeña muestra. Son algunos a los que sigo muy directamente, que me ayudan a conocer mejor el mercado laboral y a ofrecer información útil y práctica a mis clientes.

Algunos de estos profesionales también dedican un buen tiempo a hablar de empleo en términos generales, a hablar del mercado y de cómo lo enfrentan las personas. Pero en sus espacios siempre incluyen artículos con recursos muy interesantes:

Belén Claver Grados habla de empleo, de RRHH, del mercado de trabajo y de cómo enfrentarlo. Muchos de sus artículos refieren a recursos útiles para identificar ofertas de empleo y organizaciones a las que acercarse. En este artículo reciente agrupaba recursos web para médicos y sanitarios. Me gusta mucho su oferta de servicios profesionales.

Israorienta suele mencionar numerosos y variados recursos para la búsqueda de empleo. Este año publicó una completa recopilación con 100 enlaces para la búsqueda de empleo en navidad.

Alberto Galera García publica oportunidades laborales, así como convocatorias de becas, programas, oportunidades de formación y recursos relacionados.

Luís Vallejo Aparicio es el responsable de dondehaytrabajo que, tal y como dice el nombre, transmite que hay muchísimo trabajo detrás. Publica ofertas, recursos y un buen número de informaciones útiles. Me encanta la labor y la constancia de Luís.

Lourdes Díaz Fajardo es otra profesional de la orientación laboral que aporta mucho de su saber en lo que refiere a cómo enfrentar el mercado laboral. En su blog cuenta con una sección específica para las ofertas de empleo. No hace demasiado compartía la llamada de una empresa on line dedicada a ofrecer servicios de limpieza y servicio doméstico. Con la de tiempo que yo me paso convenciendo de que si, de que la digitalización ha llegado a todas las profesiones. Bueno, a estas de servicios especialmente…

Otros profesionales se centran casi específicamente en el objeto de este artículo, en recopilar recursos e informaciones de utilidad práctica inmediata para la búsqueda de empleo. Claro que alguna vez muestran sus opiniones o consideraciones profesionales, pero una gran parte de su trabajo se centra en esos recursos tan necesarios para la búsqueda de empleo.

Juan Martínez Salinas conversa en la red de forma incesante. Y, claro, toca muchos “palos”. En su blog propone buenas preguntas para ayudar en búsqueda de empleo y desarrollo profesional. A mi me gustaría señalar aquí su inmenso trabajo por difundir recursos prácticos, especialmente en Twitter

Además Juan Martínez forma parte del blog colaborativo blogempleo.com junto a Sergio Ibañez y Marta Mouliaá. Desde el blog puede enlazarse a ese inmenso contenedor de recursos que es 5campus.org con cerca de ocho mil enlaces disponibles.

En esta entrada me gustaría hacer una mención especial a las posibilidades que brinda Pinterest. Muchas personas utilizan esta red a modo de contenedor de recursos, o cuando menos algunos de sus tableros por lo que  es realmente fácil encontrar información con utilidad práctica. Con una búsqueda sencilla ya se obtienen resultados, encontramos tableros llenos de recursos útiles.

Y, claro, aquí se abre todo un mundo de opciones que cada quien debe concretar según sus objetivos, sus criterios, sus gustos…

En Rioja Abogados se encuentran varios tableros dedicados a ofertas de empleo, y recursos en general. Detrás de todo este trabajo encontramos a Susana Busto.  Otras excelentes profesionales que también publican ofertas de empleo son Silvia Palomino y Cèlia Hil. Además algunas intermediadoras o empresas de selección empiezan a animarse a utilizar Pinterest, como Infojobs que cuenta con un tablero específico para ofertas de empleo en otros países, aunque le falta desarrollo para lograr un contenido dinámico y realmente útil.

Para acabar me gustaría mencionar de forma especial el impresionante trabajo de Luís Castro Lorenzo en  Marcaempleo. Este espacio está claramente dedicado a facilitar la búsqueda de empleo y creo que no siempre se le reconoce lo suficiente. Él mismo lo cree pues encuentra su trabajo utilizado sin ningún tipo de mención. Para mi es ya un recurso principal en mi quehacer profesional, me resulta muy útil y a mis clientes también. Así que, ¡¡¡¡ muchas gracias Luís !!!!

Y no me alargo más. Decía que no tenía intención de mostrar a “todos los que son” y no voy a extenderme con una larga lista de recursos y profesionales que sería poco útil. Solo pretendo reconocer a algunos de los que tanto aportan a mi trabajo diario, ilustrativos ejemplos de lo que la implicación, la colaboración y el compromiso profesional pueden llegar a conseguir. Y, de paso, contribuir con referencias prácticas.

Sobre la ética profesional

El comportamiento ético, la ética profesional, la ética de las organizaciones, la necesidad de alinear los valores personales con los de la organización… son todas cuestiones con largo recorrido en el mundo del trabajo. Y en estos últimos años han estado muy presentes a lo largo del terremoto que ha sufrido un mercado laboral impactado por la tecnología y la crisis.

En estos años he venido percibiendo (a veces son sensaciones, a veces observaciones directas) un menor compromiso por hacer aquello que se debe hacer. No sé si se debe a la inseguridad del mercado de trabajo, a la crisis de valores que vivimos o a que, sencillamente, el mundo ha ido a peor.

Hablo de las pequeñas cosas, de las decisiones diarias y de las decisiones profesionales, sin entrar en grandes consideraciones sobre moral o ética (que la moral no te impida hacer lo correcto). Hablo de esas decisiones que se convierten en hábitos y que marcan la verdadera imagen profesional de una persona. Y hablo de que no siempre veo que las decisiones que se toman sean coherentes con los valores de la persona, los de la organización correspondiente o los de la sociedad en general.

No sé la causa pero en mi experiencia si es cierto que en estos últimos años he visto comportamientos y afirmaciones impropios de una actitud profesional o, cuando menos, mínimamente comprometida con el objeto y el objetivo del trabajo. Porque, quizá, aquí se halle una de las claves, es necesario tener claro cuál es el objetivo de nuestro trabajo, tener claro por qué lo hacemos de una determinada manera y para qué lo hacemos. A mi me gusta más hablar en términos de para qué y no de por qué.

En mi entorno habitual, el de las políticas de empleo y la promoción económica, es cierto que muchas veces hemos perdido ese para qué. En muchas ocasiones me he encontrado con decisiones que no tienen en absoluto en cuenta el para qué. Vamos, que no le hemos dedicado ni un minuto a pensar si lo que decidimos (por ejemplo, los programas que vamos a poner en marcha) va a contribuir de forma directa a nuestros objetivos, que en este caso pasan siempre por aportar al mercado de trabajo, por mejorar las situaciones de las personas en el mercado laboral y por dar mejores respuestas a las necesidades que la sociedad, las empresas y las organizaciones demandan.

Pero en estos últimos tiempos me encuentro con otro comportamiento que considero un paso adelante en la falta de ética profesional. Se trata de que no solo no importa el para qué, tampoco importa el cómo. Son esos momentos en los que las metodologías profesionales saltan por los aires. Momentos en los que las personas prefieren hacer aquello que se les dice, a pesar de que eso vaya contra el para qué de nuestro trabajo o, sencillamente, contradiga los fundamentos técnicos y los conocimientos que lo sustentan.

Al igual que le sucede a un periodista o a un funcionario, los profesionales tienen en su independencia técnica su elemento de mayor valor. Esta independencia junto a sus resultados (a la eficiencia y eficacia de lo que hacemos) es lo que nos ha traído hasta aquí. Es lo que ha hecho de nuestras profesiones algo presente, lo que nos ha dado la oportunidad de seguir trabajando y de que ganemos valor cara a los demás. Incluso cuando en el marco de esa independencia, nos equivocamos.

Nuestro trabajo (pienso aquí en trabajos técnicos en general, pero especialmente en el mío de orientación laboral) se sustenta en un corpus teórico práctico formado por un gran conjunto de conocimientos científicos, de experiencia, de normativas y de legislación. Cuando cedemos en nuestro saber hacer sin más criterio que la orden de un superior, cuando nos saltamos nuestros procedimientos y nuestros criterios técnicos, todo salta por los aires. Por una parte hacemos saltar esa ética que se le supone al comportamiento profesional. Por otra, la que yo quiero hoy señalar, se hace un daño irreversible a la imagen del saber hacer de esa profesión.

Aunque pueda parecer algo exagerado como comparación es como los cuerpos policiales corruptos, ponen en riesgo las posibilidades de convivencia de una sociedad. Pero, además, contribuyen de forma decidida a que la sociedad no confíe en ellos, a que no los vea útiles y eficientes. En América Latina podrían ponerse muchos ejemplos, por desgracia. Muchos ejemplos de cómo las personas al último sitio al que acuden cuando tienen un problema es a la policía.

Y esto es a lo que me refiero. Si en el marco que nos es propio, el mío el de las Políticas Activas de Empleo o el de la gestión de personas, no nos comportamos con un mínimo de coherencia ética en todo lo que hacemos, conseguiremos lo mismo. Es decir, no solo pondremos en grave riesgo el marco de convivencia que nos permite ejercer nuestro trabajo, también haremos que nuestros conciudadanos no confíen en nuestro trabajo, no lo valoren y lo consideren inútil, por utilizar un adjetivo moderado.

¿Se puede mantener un comportamiento ético en un entorno viciado? ¿Pueden las personas mantener la coherencia ética en sus actos profesionales aunque no haya un código ético? ¿Comportarse éticamente, alineado con los valores de la organización y con los de cada uno/una, tiene consecuencias en el desarrollo profesional?

Yo creo que si, que podemos comportarnos en el marco de un código ético, aunque reconozco que a veces cuesta mucho. Hacerlo tiene consecuencias (en mi experiencia ha sido así) y claro, es para pensárselo.

En este artículo he huido de mencionar comportamientos concretos. Sólo querría reflexionar sobre el momento social y profesional que estamos viviendo. Un momento que parece exigir firmeza en las actuaciones profesionales, aunque solo sea para mantener aquello que hemos conseguido frente a los demás.

No quiero ponerme tremendo, pero si decir que las pequeñas cosas son las que marcan las grandes. Si el respeto forma parte de nuestros valores, las decisiones se tomarán con respeto a nosotros mismos y a los demás. Y si infravaloramos cómo hacemos las cosas y admitimos que pueden hacerse de muchas maneras (más bien que todo vale y que solo es necesario cumplir órdenes) nuestras profesiones dejarán de tener sentido. Y dejarán de ser eficaces y eficientes. Serán, finalmente, prescindibles.