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Intermediación laboral y políticas participativas

Aquí ya he mencionado el Foro de Empleo que organiza la Axencia de Colocación del Concello de Compostela. En esta edición FOCO2015 (Foro Colaborativo Polo Emprego) tuve el placer de poder participar en una mesa de trabajo para hablar de intermediación y redes o, más en general, de la intermediación en el nuevo escenario digital.

En este caso no se trataba de un evento de empleo al uso. El objetivo era que el mayor número de personas posible participaran en el diseño de nuevas propuestas de empleo (y en otros ámbitos como ciudadanía, participación y sostenibilidad). Antes del evento distintos colectivos y profesionales trabajaron en generar un documento operativo, con objetivos y lineas de actuación concretas, sobre diversos temas: Empleo y turismo, empleo juvenil, emprendimiento e innovación, fomento de la contratación… o en el que yo traté de aportar, la intermediación laboral y el papel de las redes.

Cada mesa partía por tanto de un documento de trabajo sobre el que proponer, criticar, valorar y aportar. Se estableció una metodología que consistía en que las personas, una vez presentadas las lineas de actuación del documento, trabajarían en pequeños grupos (máximo de diez personas) para sintetizar propuestas concretas al final de la sesión.

Soy un firme partidario de incrementar la participación en todos los ámbitos y por supuesto en empleo, el principal problema de las personas en España, de muy largo, tal y como tercamente se encarga de recordar el barómetro del CIS. Pero he de decir que la forma de hacerlo no acabó de convencerme. Los documentos (cuando menos el de intermediación) cuentan con contenidos que precisan de un mínimo de conocimiento en la materia. Una cosa es que todos debamos participar más y más activamente y otra es que tengamos criterios suficientes para hacer aportes de valor en todos los campos a partir de un determinado grado de desarrollo. En cualquier caso no soy experto en la materia y el objetivo, el de incrementar la participación a la vez que se trata de multiplicar las aportaciones y la pluralidad, me parece más que interesante. Muy loable. Además, ciertamente surgieron buenas aportaciones. Por ejemplo, una persona preguntó “¿ cómo puede ser que se siga utilizando el Codigo Nacional de Ocupaciones sin recoger las profesiones que más demanda tienen en mi ámbito?” Gran pregunta 😉

Pero, como decía, no me gusta ejercer el papel que no me corresponde. Mi papel y el de otros técnicos era el de aportar una visión general sobre cada tema. En mi caso debía tratar de mostrar cómo es el actual escenario de la intermediación laboral, qué problemáticas enfrenta, qué cosas han funcionado y qué cosas no.

Demasiado amplio, decidí centrarme en algunos aspectos concretos (el impacto de la tecnología, la importancia de la confianza y el aporte de valor en el servicio que se da como elemento diferenciador imprescindible) con el objetivo de que esto pudiera ilustrar o enmarcar la materia en lo que refiere a los principales problemas o retos que enfrenta. Y, claro, al final también realicé aportaciones concretas desde mi punto de vista profesional. No podía evitarlo 😉

La intermediación desde los servicios públicos es una cuestión compleja. La visión y el uso de estos servicios por parte de quien genera empleo no tiene nada que ver con lo que sucede en otros países. Además, desde mi punto de vista, la intermediación pública ha sufrido el peso de los objetivos asistenciales de las políticas de empleo y no ha sabido explotar las potencialidades de la formación.

Si una empresa o un particular precisa contratar a alguien concreto, pongamos a un/una profesional para cuidar a una persona en el domicilio, el Servicio Público de Empleo no buscará sobre las personas que se formaron recientemente y han sido bien evaluadas o cuentan con informe de orientación laboral. Se remitirá a los colectivos prioritarios dentro de las personas que demandan ese empleo o a criterios similares. Y los resultados son los que son.

Este es uno de los grandes males tradicionales de la intermediación pública en España. No entendemos de forma del todo correcta cómo debemos trabajar para que las personas con más dificultades tengan más y mejores oportunidades. Y así tenemos los resultados que tenemos en algunos grupos de personas que juegan en desventaja.

La intermediación pública precisaría de cambios radicales. Y aún así me cuesta ver una intermediación pública que pueda mejorar sustancialmente sus resultados. En este momento el Servicio Público de Empleo intermedia en un 2% de las contrataciones que se realizan. Anecdótico. Y si hacemos caso de algunos estudios que se publican en los próximos dos años 7 de cada 10 empresas dejarán de contar con el Servicio Público. Así que, si queremos contar con una intermediación pública que “pinte algo” en el mercado de trabajo es buen momento para las propuestas radicales, para propuestas valientes que traten de responder a las necesidades de las organizaciones en el nuevo entorno de la sociedad digital situando a las Tic y a las soluciones digitales en el eje central, permitiendo ofertar un sistema más dinámico, eficiente y confiable. Y por supuesto, dando una respuesta eficaz a las personas que protagonizan el principal problema del país.

Necesitamos conversar sobre empleo

Más de una vez he hecho referencia a mis experiencias grupales y, especialmente, a la sensación con la que casi siempre acabo estas acciones, la sensación de  que las personas tienen una gran necesidad de hablar de empleo.

Las actividades grupales son para mi una de mis principales formas de aprendizaje. Antes de hacerlas me obliga a prepararlas y a recopilar información y contenidos específicos, dependiendo del público al que vaya a dirigirme.

En los últimos meses he tenido que repasar la situación de la industria cultural y creativa o he tenido que ampliar/adquirir conocimientos sobre los recursos de determinadas zonas como la que rodea a Ribeiro de Miño, en la comarca do Ribeiro. Por cierto, que la pongo de ejemplo porque es uno de esos pequeños paraísos por explotar, con villas, balnearios, termas de aguas calientes, turismo cultural y si, un vino excelente. Un lugar al que ir, pero también un lugar con mucha capacidad de desarrollo y de generación de empleo.

Pero no es de esas maravillas de las que quería hoy hablar aquí. De lo que quiero hablar es de estas últimas acciones en las que he aprendido mucho y he vuelto a sentir esa necesidad que mencionaba, la necesidad de abordar problemáticas del mercado laboral con unos mínimos conocimientos técnicos. Porque esto es uno de los elementos más importantes de las acciones grupales, crean espacios en los que tratar el tema del empleo desde un punto de vista profesional.

Aunque me gusta centrar mi discurso en los cambios que la red y la tecnología están imponiendo en el mercado de trabajo y en la búsqueda de empleo, muchas personas suelen quedarse a hacer preguntas sobre otras cuestiones. Temas como la edad, sobre cómo gestionan la edad en los procesos de selección, cuestiones sobre Linkedin o la redes sociales en general (me preguntan mucho si yo he encontrado oportunidades utilizando redes sociales), si las nuevas herramientas están presentes en las pymes a las que se dirigen… Todas cuestiones que están en la mente de cualquier persona preocupada por su futuro profesional y que precisan de respuestas técnicas.

Las sesiones grupales permiten, como digo, conversar sobre estas cuestiones, bien en el marco del gran grupo, bien en pequeños grupos a posteriori. Pero, ¿ qué más aportan las acciones grupales centradas en temas de empleo ?

  • La posibilidad de que las personas se acerquen al mercado de trabajo con datos y asesoramiento profesional, superando las conversaciones de amigos.
  • Multiplican la difusión de algunas ideas clave con las que precisamos llegar de forma urgente a un amplio número de personas (competencias digitales, formación, cambio permanente…)
  • La capacidad inclusiva de la actividad y sus posibilidades para la generación de sinergias. No todas las personas tienen los mismos conocimientos sobre un tema (la tecnología y el mercado de trabajo, por ejemplo) y aquí se encuentran opciones para cooperar.
  • Opciones de debatir y contrastar percepciones, opiniones e ideas preconcebidas dada la posibilidad de intervenir en cualquier momento.

Pero, además de todo esto, las acciones grupales son un lugar excelente en el que conocer personas con ganas de cambiar su situación, con ganas de desarrollarse profesionalmente, personas dinámicas, comprometidas, con discurso… personas que inspiran, contagian y motivan. Y eso no hay quien lo pague.

RRHH y escenario digital. Demostrador TIC de Compostela

Hace unos días tuve la gran oportunidad de participar en un encuentro dirigido a profesionales de RRHH en el Centro Demostrador Tic de Santiago de Compostela.

Fue un encuentro caracterizado por el interés en nuevas herramientas y recursos pero también una buena oportunidad para conversar sobre el cambio en el rol de RRHH, tanto en el papel que juega en las organizaciones como en los conceptos que presenta en el nuevo escenario en el que nos desenvolvemos.

Un escenario en el que parece claro que las empresas precisan de un saber hacer, de un talento, realmente diferencial. Lo necesitan por las propias características de la sociedad en la que vivimos, una sociedad en la que el conocimiento en cualquier materia es tan amplio que resulta difícilmente abarcable, obligando a una especialización no siempre fácil. Y lo necesitan porque el saber hacer marca diferencias estratégicas y competitivas claras.

Para este nuevo entorno es imprescindible contar con los recursos digitales más apropiados en cada caso. Y de esto hablamos. De qué herramientas pueden sernos útiles a nuestros objetivos, a nuestras necesidades y a potenciar, de paso, el employer branding de la organización.

Por otro lado, de la misma forma que las organizaciones cuentan con nuevas herramientas para la identificación, selección y gestión del talento los profesionales contamos con nuevos instrumentos para mostrar nuestro saber hacer. Y esto nos obliga a conocer los recursos Tic, los cambios conceptuales propios de la sociedad digital y las estrategias para ofrecer y ejercer nuestras respuestas profesionales. Respuestas que deben ser muy concretas y especializadas pero en el marco de un abanico competencial amplio.

La conclusión, para mi, gira en torno a la imperiosa necesidad que tenemos de conocer cómo es el nuevo escenario y cómo debemos desenvolvernos en él. La presencia de diálogo constante es una premisa, pero con ella viene ligada la necesidad de unas competencias digitales y de unas competencias comunicativas que en este momento se sitúan como imprescindibles.