Desde la intermediación tradicional al employer branding o marca empleadora, las empresas han cambiado el cómo buscan y seleccionan a quienes precisan. Pero si, solo lo han hecho algunas. Podríamos asegurar que las menos. Y, en cambio, muchos pensamos que es un factor clave que puede marcar el negocio o la actividad a la que se dedican.
Cuando he tenido que responder a empresas que no consiguen cubrir sus puestos, me he encontrado algunas cuestiones de forma habitual: falta de definición de lo que realmente están buscando (en realidad, muchas no saben lo que necesitan, no saben lo que quieren), condiciones poco competitivas, estilos de liderazgo muy poco atrayentes, equipos de trabajo con culturas perversas… Problemas tradicionales que siguen presentes en quienes no han entendido que las personas (como me gusta aclarar siempre, no solo las personas, obviamente) son parte de la diferencia competitiva.
Hoy las empresas precisan ( y muchas buscan ) profesionales que vayan más allá de ser buenos en algo. Personas con tanta pasión, talento y compromiso con su trabajo como el que las organizaciones ponen. Personas a quienes les apasione lo que hacen y que estén encantadas de hacerlo para ellos. Mejorar las condiciones u ofrecer desarrollo profesional a medio plazo ya no siempre es suficiente para atraer ese talento. En el contexto actual las empresas necesitan resultar atractivas para contar con un talento capaz de competir. Precisan de eso que hemos venido en llamar con el anglicismo de employer branding, traduciéndolo como marca empleadora o, de forma más simple, una imagen de empresa para la que merece la pena trabajar. O, mejor, una imagen de empresa para la que estamos deseando trabajar.
De la importancia de la imagen de la empresa como empleadora hablan propuestas como Glasdoor que se han situado como los grandes referentes a la hora de consultar lo que de las organizaciones dicen sus trabajadores, extrabajadores o candidatos. Otros servicios como Love Mondays se centran en esta idea, en la de mostrar opiniones e información de las empresas a posibles candidatos. Y hay otras apuestas ya mencionadas aquí como la de Bren Amper adquirida por The Muse que sirve para que quienes trabajan en la empresa cuenten por qué la organización es un buen lugar para trabajar.
Pero, en mi experiencia, entender la importancia de la imagen de la empresa como empleadora no es lo habitual. A muchas organizaciones digamos que todo esto “les importa un pimiento”. Sin embargo, la realidad va convenciendo a muchas otras. Los procesos de selección tradicionales son caros, normalmente poco rápidos y no dan los resultados esperados.
Quizá por eso, poco a poco, me voy encontrando con empresas que van entendiendo y asumiendo esta idea. En este sentido he tenido una experiencia reciente que me ha resultado muy satisfactoria y que es un buen ejemplo, creo, de lo que puede y debe hacerse.
La empresa de Arturo Álvarez es uno de esos ejemplos de nuestro entorno que demuestra que se pueden hacer las cosas muy bien compitiendo en el mercado global sin perder tu identidad. Se pueden hacer desde una muy pequeña y hermosa localidad como Vedra, muy cerca de Santiago de Compostela, sin tener que abandonar el entorno que te es propio. Es más, el entorno se integra en el proyecto y es parte de su inspiración.
Arturo Álvarez empezó haciendo arte con la iluminación. Desde un primer momento trabajó con las emociones y la luz. Y eso le llevó a diseñar y producir iluminación decorativa con esos principios. La creatividad y la innovación están en el origen mismo de sus propuestas.
Con el tiempo se ha convertido en una referencia internacional de primer nivel. Están presentes en toda Europa, Oriente Medio, USA, Asia, Latinamérica o Australia y han iluminado películas, negocios y eventos por todo el mundo.
Eso si, lo han hecho en base a un modelo empresarial con filosofia propia de desarrollo local, poniendo en valor el entorno y las personas con las que trabajan. Y, fundamentalemente, en base a la figura de uno de los diseñadores más influyentes del mundo y uno de los tres mejores maestros de la iluminación actual.
Con todo esto, la empresa no ha dejado de tener problemas para encontrar y atraer el talento que precisa. Fundamentalmente porque hasta hace poco tiempo venía empleando métodos tradicionales. Pero, en ese contexto, en el de una empresa en la que el cambio y la adaptación es parte de su definición, no les ha costado nada cambiar.
Desde hace unos meses han dinamizado su presencia en el entorno digital (Linkedin, Twitter…) han abierto su sede a visitas diversas o han rediseñado los espacios que invitan a trabajar con ellos. Además, conscientes de la necesidad de llegar a quienes les gusta lo que hacen, acaban de convocar el primer premio de jóvenes talentos Arturo Álvarez.
Como digo, un ejemplo cercano y muy satisfactorio para mi de como podemos poner en valor nuestras fortalezas como organización y atraer a quienes buscamos de forma más eficiente.
Pero no son los únicos que podemos encontrar. Hay otros. Cada día son más habituales. Cada día es más fácil ver empresas en las que a uno/una le puede apetecer trabajar y que hacen de ello un valor mostrándonoslo: Hays, LIDL, LG, Aegón, Netflix, la OCU… Ejemplos que confirman el cambio de estrategias y un nuevo entorno para la búsqueda de talento. Y, en consecuencia, para la búsqueda de oportunidades de empleo, algo que también debería llevarnos a la reflexión de cómo buscamos esas oportunidades y en dónde.